La empresa Tecnalia,
oriunda del País Vasco, fue contratada por el Presidente del INTI, Javier
Ibáñez, para imponer una nueva estructura al INTI. La propuesta se centra en
planificar la oferta tecnológica del INTI en tres sectores productivos:
Alimentos, Movilidad y Energía. Implica reducir los 51 Centros Tecnológicos que
el INTI tiene actualmente a entre 8 y 12 centros, apuntando, teóricamente, a un
trabajo directo de I+D.
Este master plan fue abonado en un solo pago adelantado de 295.000 euros, donde se dispone una transferencia a nombre de la Fundación Tecnalia Research & Innovation a cuatro cuentas distintas de España. En el texto, afirman que el organismo "debe ser un actor clave para acelerar la incorporación de tecnología e innovación en la industria argentina con el objetivo de ser competitivos a nivel internacional" y colaborar en "la implantación de compañías foráneas" y en el "intercambio de procesos industriales con otros países".
Cuando Tecnalia
propone títulos rimbombantes “como realizar tareas de difusión de la cultura de
innovación al tejido industrial argentino”, “generar espacios para el
intercambio de conocimiento e intereses entre INTI y la industria”, o “desarrollar
nuevos productos de alto valor añadido”, parecen ignorar que esto ya forma
parte de lo que el INTI realiza habitualmente. Las autoridades del INTI una vez
más hacen gala del desconocimiento del trabajo cotidiano desde hace décadas,
con el agregado del cinismo que supone que muchos de estos espacios, en la
actualidad, han quedado truncos por el despido de los especialistas que los
llevaban adelante.
Pero también
resulta llamativo lo que el Masterplan omite. Se pasan por alto todas las
cuestiones de idiosincrasia de cada región del país, así como también las
diferencias que existen entre Europa y Sudamérica. Hace más de veinte años que
toda la literatura de los economistas de la Innovación plantean que no existe
un único camino para la innovación, precisamente, por las diferencias que
existen entre países y regiones.
Profundizando en
los contenidos de este plan, en el área de Energías Renovables, la única
variante que se propone se vincula a la creación de un laboratorio y a un
espacio de demostración. Es decir, inversiones. No parece necesario contratar a
una consultora europea para llegar a esa conclusión. Esta inclusión y
vaciamiento no es inocente: esta área es tan importante para el actual gobierno
y las autoridades del INTI, que el Gerente de Comercialización, Juan Pedro
Córica, es el socio fundador de la empresa QMAX SRL, que vende equipos que, en
breve, debería certificar… en el INTI.
En cuanto a
Alimentos, lo que se establece como metas futuras son todas acciones que a la
fecha ya se realizan en el Centro de Agroalimentos. Vale decir que los
paladines de la eficiencia presentan como verdad absoluta un plan sin metas
medibles, ni planificación alguna. Simplemente se habla de “fuerte impacto”.
¿Cómo se logra este
impacto en proyectos de investigación y desarrollo? Se requiere inversión en
investigación y, superada las diferentes fases para un producto, se invierte en
escalarlo. Esto no depende del INTI sino de los instrumentos de financiamiento
a que acceden las empresas. Esto puede implicar, a futuro, el trabajo con
empresas que sí puedan acceder a grandes fondos o bien tengan espaldas
suficientes para encarar proyectos importantes.
En ambas opciones
el beneficiario ya no sería una PYME sino una gran empresa. Es decir, cumplir
algunos de los objetivos del plan de Tecnalia implica que el INTI se ponga al
servicio de empresas grandes y no de Pequeñas o Medianas. No hace falta ser
economista para darse cuenta: al mediano plazo este plan generará mayor
desigualdad en el tejido empresario. Eso es concentración de la riqueza.
¿Quién paga todo
esto y cómo? El Estado, a través del INTI. Se plantea un esquema de venta de
activos y de licencia de patentes propias. El eufemismo “Venta de activos” es
desprenderse de laboratorios y Centros: lisa y llanamente, se trata de una
privatización.
Pero, ¿quiénes
están atrás de Tecnalia? Hablamos de tres firmas controlantes: Petronor,
Ingeteam y Kutxabank. Petronor es una petrolera del País
Vasco, cuyo principal accionista es nada menos que Repsol, empresa responsable
de la pérdida del autoabastecimiento petrolero en el país, cuando vaciaron las
reservas de YPF y no invirtieron en exploración de nuevos pozos.
Otro accionista es
Ingeteam. Esta empresa desarrolla equipamiento y tecnología para la generación
o aprovechamiento de energía para diferentes sectores: eólica, solar,
hidráulica y fósil. Este grupo también es dueño de otra empresa española,
Indar, que fabrica generadores eléctricos y desarrolla soluciones llave en mano
de todo tipo pero vinculadas a las energías, en especial las renovables.
Casualmente, una de las áreas en las cuales van a asesorar al INTI para
desarrollar tecnología. ¿Vienen a transferir conocimiento? ¿O simplemente van a
vendernos llave en mano la tecnología y necesitan al INTI para certificarla y
avalarla?
Por último, Kutxabank
es una entidad financiera que surgió en el 2012 por la fusión de otras tres que
estaban en problemas con la crisis económica.
Despidos,
privatizaciones, bancos, crisis económica, Repsol… esta es una historia que
carece de toda originalidad para la Argentina. El liberalismo económico nunca
cambia de ideas, solo de perjudicados. Excepto las consultoras y vaciadores, en
INTI no sobra nadie.
Formato audio: https://soundcloud.com/intienlucha/inti-informa-3-tecnalia-la-colonizacion-tecnologica
Que desastre estan haciendo. Tarde o temprano esto va a estallar. Tristeza.
ResponderEliminarDestruyen todo!!!
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